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El tablero de ajedrez petrolero

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El tablero de ajedrez petrolero

Sudamérica ingresa en el conflicto geopolítico
Federico Bernal

Las razones internas y externas que acabarían por provocar un conflicto geopolítico en suelo sudamericano estaban previstas, y el epicentro fue señalado en algún lugar del territorio que comprenden Venezuela, Colombia y sus países limítrofes (1). Lo ocurrido entre esos países y Ecuador en marzo pasado es probablemente la primera escaramuza de un enfrentamiento mayor, cuyo telón de fondo son las reservas energéticas. Según las prospecciones, es muy probable que Venezuela pase a ser el primer reservorio mundial.

Como razones externas de la violación del territorio de Ecuador por las fuerzas armadas de Colombia, en marzo pasado, es posible señalar dos esenciales. La primera, la estrategia de Estados Unidos con vistas a mantener su status de potencia hegemónica global; la segunda, el medio utilizado (con el apoyo tanto de republicanos como de demócratas) para el sostenimiento y reposicionamiento de esa hegemonía: la intervención militar o la desestabilización de los gobiernos adversos en las zonas estratégicas en recursos hidrocarburíferos (lo que conllevaría la desaparición del ala “nacionalista” –léase bolivariana– de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP) y la oposición sistemática a todo proceso de unificación política, energética y económica de bloques de países. El contexto mundial de agotamiento general de las reservas energéticas es la causa principal de semejante estrategia de agresión.

Entre las causas internas que hacen de Sudamérica una región de alta conflictividad geopolítica es posible citar:
• Las razones energéticas propiamente dichas. A la fecha, las reservas probadas de petróleo de Venezuela totalizan unos 100.000 millones de barriles, equivalentes al 82% del total sudamericano y al 62% del total continental (2). Venezuela es la quinta potencia petrolera del mundo (apenas detrás de Kuwait con 101.500 millones e Irak con 115.000 millones) y la octava exportadora de crudo del planeta, con 1.735 millones de barriles diarios. Ahora bien, una vez certificadas las reservas de la Faja del Orinoco (2009-2010), es altamente probable que el país caribeño se convierta en la mayor reserva de crudo del planeta. Como mínimo, sus nuevos volúmenes igualarán al 78% de las reservas probadas totales de Arabia Saudita e Irán acopladas, o sea de la primera y segunda potencia petrolíferas actuales (3). Su bloque político, UNASUR (Bolivia, Colombia,Ecuador, Perú, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Chile, Guyana y Surinam) se distingue como la cuarta potencia gasífera y de crudo del planeta (4); la novena reserva probada y el séptimo productor mundial de carbón mineral (5). Dos de sus integrantes dominan el ciclo completo de manipulación del uranio para la generación nucleoeléctrica. Y más importante aún, UNASUR es el único bloque regional del mundo autosuficiente en materia energética: si supera las trabas y los problemas inherentes al proceso de integración energética (cuya resolución es política), UNASUR garantizará a sus miembros la provisión segura, barata, duradera y equilibrada de energéticos.

• Conformación de un foco desestabilizador del orden petrolero anglosajón. La principal publicación de la corporación petrolera anglosajona y transnacional Oil & Gas Journal, confirmó en marzo del año pasado el tránsito del viejo al nuevo orden geoenergético mundial: “como consecuencia de las nacionalizaciones (de 1950, 1970, 1980 y principios de siglo), las compañías internacionales de petróleo disminuyeron su participación en las reservas probadas mundiales de petróleo al 16%, mientras que las compañías nacionales (CN) han aumentado al 65%” (6).

Incluso antes de la “revolución bolivariana” (y por supuesto luego), Venezuela influyó en prácticamente todas las nacionalizaciones y en todos los ajustes a favor de las CN, en cuanto a nuevos niveles de captación de renta, fijación de precios y cartelización de los países productores (junto a Arabia Saudita fue fundador de la OPEP). En la actualidad y desde la OPEP, alza su voz para estimular el empleo de la renta petrolera como una herramienta de desarrollo socioeconómico e industrialización de los países del Tercer Mundo; para desplazar al dólar como moneda estándar de las transacciones petroleras, etc. En suma, Venezuela (con Rusia) es una de las grandes responsables de la progresiva agonía del viejo orden energético imperial.

• Presencia de proveedores vitales para Estados Unidos. Según datos oficiales de la Administración para la Información Energética del gobierno estadounidense (7), las matrices energética y eléctrica de los Estados Unidos acrecentarán su dependencia de los hidrocarburos. Ahora bien, ¿de dónde provendrán estos recursos? Al ritmo de exportación actual, las reservas de crudo convencional de Canadá alcanzarán para menos de 6 años (8).

A partir de entonces, su petróleo se habrá convertido en bitumen, de más costosa y compleja extracción que los petróleos convencional y extra-pesado. Algo similar ocurre con México, que en el mejor de los casos prevé una producción en 2016 igual a la de dos años atrás (9). De los cinco primeros proveedores de crudo, sólo Venezuela presenta el status de mejor proveedor, derivado de la siguiente combinación de factores: 1) muy buenas perspectivas de crecimiento de su producción (3.107 millones en 2006 a 5.847 millones de barriles diarios en 2012 (10); 2) ingentes volúmenes de reservas con bajos niveles de extracción; 3) cercanía geográfica.

Por último, pero no menos importante, otros factores de volatilidad política son: un proceso en curso de unidad regional de desarrollo industrial y socioeconómico autónomos; el fortalecimiento regional de la democracia; la existencia de gobiernos “títeres”, como la actual administración en Colombia; y un terreno fértil para la implementación de la denominada “guerra contra el terrorismo”, debido a la pervivencia de conflictos internos de alto voltaje.

Balcanizar, desestabilizar

El conflicto entre Colombia por un lado y Ecuador y Venezuela por otro, aunque abortado por el momento, supone el ingreso de Sudamérica al gran tablero de ajedrez donde se enfrentan el viejo y el nuevo orden energético mundial. El gran gestor del conflicto, Estados Unidos, busca la balcanización política y la desestabilización de los gobiernos populares y democráticos soberanos y por tanto adversos a sus intereses. Por tanto, un mecanismo de defensa que los englobe a todos, apuntalado desde el Mercosur, UNASUR y el Grupo de Río, son y serán la mejor respuesta (defensiva) para evitar un Medio Oriente latinoamericano.

Un punto de partida para no caer en ese caos podría basarse en vincular la seguridad global de los países miembros de UNASUR a su seguridad energética. Es decir, una defensa militar conjunta de las reservas energéticas de la región. Simultáneamente, presionar por un proceso de paz interno efectivo en Colombia, desarticulando así la principal excusa del intervencionismo militar extranjero.
Resulta imperioso que América Latina coordine una estrategia y esfuerzos para neutralizar las principales amenazas desestabilizadoras: a) militar, con o sin la participación de fuerzas armadas extranjeras o a través de organismos como la CIA; b) secesionista: la balcanización de la región y la desestabilización de gobiernos democráticos y legítimos; c) energético; toda vez que se mine o entorpezca el normal desarrollo, transporte y suministro de esos recursos en la región.

En el actual grave y complejo contexto internacional, Sudamérica se ha convertido en uno de los elementos más amenazantes para la hegemonía mundial estadounidense. Y no es para menos: las principales reservas de crudo del planeta, puestas al servicio del desarrollo socioeconómico y la industrialización regional, aceleran inexorablemente el pasaje de la uni a la multipolaridad. No hay elemento más contundente para el fin del dominio anglosajón que una Sudamérica energéticamente autosuficiente, unida y emancipada.


REFERENCIAS

1) Conversación entre el analista internacional mexicano Dr. Alfredo Jalife Rahme y el autor de este artículo, en junio de 2007. http://www.argenpress.info/nota.asp?num=043473&parte=1
2) Oil and Gas Journal, Tulsa, 24-3-08 (www.ogj.com).
3) Ibid.
4) Oil and Gas Journal, Tulsa, 24-12-07.
5) Informe Estadístico Anual de la British Petroleum, Washington, año 2007.
6) Oil and Gas Journal, Tulsa, 26-3-07.
7)Energy Information Administration – Anual Energy Outlook, Nueva York, 2006.
8) Boletín Estadístico Anual 2006 de la OPEP.
9) Ministerio de Energía de México, Informe 2006-2016, México, marzo 2008.
10) PDVSA, Caracas, 2007.

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